Felicidad y Salud Mental: Más Allá del Mito de la Alegría Permanente

La felicidad suele presentarse como un destino final, una meta a la que se llega cuando todo en la vida está en equilibrio. Sin embargo, desde la psiquiatría, la felicidad no es un estado constante, sino un proceso dinámico influenciado por factores biológicos, emocionales y sociales.

Las expectativas irreales sobre la felicidad pueden generar frustración y un sentimiento de insuficiencia. La creencia de que debemos estar siempre felices ignora la complejidad de las emociones humanas y nos hace ver la tristeza, el miedo o la ansiedad como fracasos en lugar de experiencias naturales.

Desde una perspectiva neurobiológica, la felicidad está ligada a neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la oxitocina, que influyen en el bienestar emocional. Sin embargo, estos no dependen únicamente de eventos externos, sino también de factores como la alimentación, el sueño, el ejercicio y la calidad de las relaciones interpersonales.

Un enfoque saludable hacia la felicidad implica cultivar resiliencia emocional, aceptar la incomodidad cuando surge y enfocarse en hábitos que promuevan bienestar a largo plazo. Prácticas como la atención plena, la gratitud y la conexión social han demostrado mejorar la salud mental sin caer en la trampa de la positividad tóxica.

La felicidad no es la ausencia de problemas, sino la capacidad de encontrar sentido y equilibrio en medio de ellos. En salud mental, no se trata de evitar emociones difíciles, sino de aprender a navegar la vida con autenticidad y bienestar.

Dra. Nicole Ottenwalder

Psiquiatra. Egresada como Doctora en Medicina de la Univeridad Iberoamericana (UNIBE), también Especialista en Psiquiatría (MIR) del Germanes Hospitalaries, Hospital Sagrat Cor, Serveis de Salut Mental en Martorell, Barcelona, España y Médico Asistente de la Unidad de Psiquiatría de Enlace del Servicio de Psiquiatría del Institut Clínic de Neurosciènces (ICN) del Hospital Clínic de Barcelona, España.