Cuando Funcionar Deja de Ser Saludable
Hay un tipo de burnout que no hace ruido. No se ve en ausencias laborales ni en crisis abiertas. Es silencioso, funcional… y peligroso. Es el burnout de quienes siguen cumpliendo, produciendo, atendiendo. De quienes sonríen, escuchan, resuelven. De quienes no se permiten parar porque “todavía pueden más”.
Este desgaste no siempre se diagnostica. Se camufla detrás de frases como “es solo cansancio”, “estoy un poco irritable”, “ya se me pasará”. Pero dentro, el cuerpo y la mente están en resistencia. El sueño no repara. La comida no nutre. La motivación se apaga. Y aún así, el día sigue.
Como psiquiatra, veo este patrón en profesionales brillantes, comprometidos, exigentes consigo mismos. Personas que no se “queman” de golpe, sino que se consumen en silencio, por partes.
La clave no siempre está en parar por completo, sino en aprender a escucharse a tiempo. Reconocer las señales sutiles: la fatiga emocional que no se va, la desconexión con lo que antes entusiasmaba, la sensación constante de estar en deuda con uno mismo.
El burnout silencioso no avisa. Por eso, es necesario hacer pausas aunque no parezca urgente. Y recordar que estar bien no significa solo funcionar, sino también sentir, vivir, disfrutar.

Dra. Nicole Ottenwalder
Psiquiatra. Egresada como Doctora en Medicina de la Univeridad Iberoamericana (UNIBE), también Especialista en Psiquiatría (MIR) del Germanes Hospitalaries, Hospital Sagrat Cor, Serveis de Salut Mental en Martorell, Barcelona, España y Médico Asistente de la Unidad de Psiquiatría de Enlace del Servicio de Psiquiatría del Institut Clínic de Neurosciènces (ICN) del Hospital Clínic de Barcelona, España.